Un poco de autocrítica

Out-of-the-Box-Solutions_PNGA menudo me pregunto si hacemos las cosas bien o mal, si sabiendo que las hacemos mal hacemos algo por hacerlas bien, o si sabiendo que las hacemos bien hacemos algo por intentar hacerlas aún mejor. Llegar a este punto es difícil, asumir el “se como hacerlo mejor y no lo estoy haciendo” es, cuanto menos, un asalto a viejas convicciones, costumbres y formas de hacer las cosas que, hasta ese momento, nos habían dado cierta paz interior.

Desaprender para volver a aprender“, decía mi amigo el Dr. Álvaro Ferrando, (o quizás Javier Rubio, gracias por la aclaración Dani) el otro día en un curso. Replantearse la forma en la que uno hace las cosas y abrir la mente a nuevos conceptos, con técnicas más o menos complejas, a menudo puede ser difícil y un verdadero quebradero de cabeza, porque no nos engañemos, el cambio asusta, el cambio cuesta.

leonardo-da-vinci-anatomyLa odontología es una profesión complicada, se nos exige ser artistas, además de grandes clínicos y científicos. A menudo, se nos olvida que lo que hacemos es medicina, nos centramos en los dientes como si fueran pequeñas piezas de “algo” y no vemos el conjunto. Olvidamos que tratamos enfermedades, que tratamos a personas, olvidamos esa parte de médicos que nos corresponde. No vale empatizar un poco con el paciente y ya está, olvidamos que nuestras intervenciones pueden afectar a otras partes del cuerpo, olvidamos que hay que hacer buenos diagnósticos y buenos planes de tratamientos porque no nos los pagan, olvidamos el “hacia dónde vamos”, el “hacia dónde quiero ir”, olvidamos que en los trombos que provocan enfermedades cardio vasculares, y a veces la muerte, encontramos patógenos que provienen de abscesos dentales y nos quedamos tan a gusto diciéndole al paciente un “mientras no moleste…”. Olvidamos que nuestras intervenciones, muchas veces, pueden marcar la calidad de vida de las personas y es que al final terminamos olvidando que lo que hacemos es medicina y no carpintería. A muchos no os gustará pensar en todo esto, no os sentiréis identificados, lo hacéis bien, y cualquier cosa que os haga pensar en hacerlo mejor es perder el tiempo porque vuestro método funciona, ¿seguro?

Todos nos equivocamos, todos tenemos errores, no hablo de ser perfectos, al fin y al cabo somos humanos y, como humanos, erramos. Mis reflexiones van hacía aquellos que sabiendo que pueden, sabiendo cómo hacerlo, sin grandes inversiones ni mucha parafernalia, no se preocupan en hacerlo mejor.

Durante mucho tiempo, a la hora de hacer prótesis, no me había parado a pensar si había una forma mejor de hacer las cosas. Simplemente tomaba registros y, con más o menos pruebas, colocaba coronas, puentes o prótesis, lo más ajustadas y bonitas posibles. La prótesis o la ortodoncia es mucho más que eso y, para entenderla, hay que entender primero el concepto oclusión. Si fuera ortodoncista quizá podría explicarlo mejor, pero ya sabéis que lo que a mi me pone es la endo.

La boca hay que mirarla dentro de un marco, dentro de un todo que comprende dientes, mandíbula, maxilar y articulaciones. Todos esos elementos están íntimamente relacionados entre si y la alteración de cualquiera de ellos puede afectar a los otros. La boca es todo un sistema complejo y nosotros, los dentistas, somos responsables de su cuidado.

Durante todo este tiempo he ido abriendo la mente a nuevos conceptos,  he asistido a cursos con profesores de USA, España y UK… conceptos como el “complete dentistry” dentro de un marco funcional que engloba huesos, dientes y articulaciones, han hecho que me replanteé todo lo que venía haciendo hasta ahora en este campo. La boca es un conjunto y, no verlo así, suele traer consecuencias para nuestros pacientes a largo plazo, pero muchas veces ni pensamos en ello.

La base del éxito es la planificación, necesitamos datos, registros, toda la información posible; para ello, hay que valerse de fotografías, modelos, escáneres, articuladores… esto es aún más importante en clínicas multidisciplinares donde tiene que haber un “director de orquesta” dirigiendo todo el proceso. ¿Quién monta en articulador?, ¿cómo es posible cephalometryplanificar bien un tratamiento sin hacerlo?, ¿cómo podemos hacer tratamientos complejos de calidad a largo plazo sin toda esa información que no estamos recolectando?, ¿cómo podría un arquitecto construir un edificio sin haber hecho los planos primero? Os puedo asegurar que la relación entre la articulación temporomandibular, mandíbula, maxilar y dientes es más compleja que un edificio de veinte plantas.

El 99% de las veces cargamos la responsabilidad del diseño de nuestras prótesis al laboratorio, y esa no es su función, tenemos suerte de contar con grandes protésicos que nos suelen salvar el culo gracias a todos sus años de experiencia, pero si tuvieran que hacer su trabajo estrictamente y hacer las prótesis con las indicaciones y registros que les damos, estaríamos jodidos… Y lo digo así de claro.

Muchas veces, aun sabiendo cómo hacerlo, no tenemos los medios económicos para hacerlo. Los pacientes nos demandan trabajos de altísima calidad con los mejores materiales a precios irrisorios, y eso no es posible. Recordemos que hacemos medicina, no carpintería, y eso tiene un precio. ¿Cómo revertir esta guerra de precios y tanta competencia a la que estamos sometidos, hoy en día, para poder hacer tratamientos de calidad? Sinceramente, no lo sé… creo que a corto y medio plazo no hay solución. Somos demasiados dentistas y tenemos muchas facturas que pagar.

No hay mejor forma de mejorar que ser crítico con uno mismo. A mí a veces me quita el sueño.

Dr. Pablo Salmerón.